Hoy no era ni martes, ni miércoles, ni
siquiera jueves. Pero hoy había partido por Europa. Anoeta se vestía
de gala para recibir al Valencia. El objetivo de ambos: los puestos
europeos. Las estrellas de la Champions, esas que brillan entre
semana, brillaron hoy en San Sebastián.
Como era previsible, el partido comenzó
intenso. La Real, aprovechando su condición de local, presionó al
Valencia y consiguió poner nerviosos a los ches. A pesar del alto
ritmo, las ocasiones no llegaban con claridad. Solo un gran disparo
de Mathieu hizo que Anoeta mantuviese la respiración hasta que Bravo
sacara el balón de la escuadra.
Tras los primeros minutos de locura, el
ritmo se relajó y el juego posicional apareció. La Real se mantuvo
cómodo en campo propio, pero no enlazaba con su delantera. En uno de
los furtivos ataques valencianistas, Cissokho realizó un gran centro
desde la izquierda para que Soldado, de cabeza y adelantándose a los
centrales txuri-urdines, consiguió el primer gol (25´). El golpe,
que dejó noqueado a los locales, casi es doble. Un pase al hueco
hacia Soldado lo interceptaría Claudio Bravo fuera del área sin
sanción alguna, llevando al delantero che a la locura. El Valencia
se encontraba cómodo.
Pero la Real comenzó a carburar.
Presión, toque rápido y calidad hicieron que, tras un corner, Chory
Castro pusiera un centro con diestra para que Íñigo Martínez, solo
en el segundo palo, colocara el balón en la escuadra (34´). Otra
vez tablas y volver a empezar. Y así hasta la segunda parte, donde
veríamos una obra de arte.
El Valencia saldría mejor en los
segundos cuarenta y cinco minutos. Los ches demostrarían madurez,
entereza y experiencia. Los chavales de la Real se pusieron
nerviosos, y fue ese nervio el que propició el gol. Un robo del
Chory Castro desató la locura. El uruguayo sacó el balón desde la
frontal y se la pasó a Agirretxe, que hizo una pared con él y
comenzó a correr. El delantero vasco recibe la pelota y corre por
banda, mientras el Chory se desmarca por el medio. Mientras, el
Valencia no sabe lo que está pasando. Agirretxe conecta un pase
preciso (y precioso) a las botas del Chory Castro, que supera al
portero (72´). Calma y estallido. La tormenta perfecta.
Después, todo parecía un juego. La
tormenta había pasado y había dejado tocado al Valencia, que lo
intentó durante el resto del partido. Aún así, los locales no se
habían divertido lo suficiente. Un centro de Xabi Prieto lo remató
Agirretxe en el segundo palo (86´). El orgullo del Valencia lo
obligó a seguir luchando y los de Valverde consiguieron el segundo
gracias a Jonas, que remató un rechace (90´) tras gran parada de
Claudio Bravo. Aún así, las cartas ya estaban echadas. Agirretxe,
que se estaba recreando como el que más, siguió iluminando los ojos
de los aficionados de este bonito deporte. El delantero vasco se
plantó delante de Alves y, ni corto ni perezoso, le coló una
vaselina (94´) que ni el mismísimo Raul y su cuchara.
Porque esta Real es mucha Real. Los de
Montanier, que por fin ha dado con la tecla, no tienen competidor en
la “Liga de los mortales”. El año que viene, Europa se teñirá
de azul y blanco y cantará los goles del equipo txuri-urdin.
EL MEJOR: Agirretxe. Pasó, robó, disparó, corrió y marcó. El delantero hizo de todo, y además lo hizo bien.
EL PEOR: Albelda. El experimentado centrocampista se vio superado por el altísimo ritmo de la Real. No fue su día y lo sustituyeron pronto.
EL ÁRBITRO: Horroso. Se comió unas manos fuera del área de Claudio Bravo y después un penalty clarísimo de Cissokho. Quiso restablecer el equilibrio en los fallos y al final lo estropeó.
ÁLVARO DOMÍNGUEZ (@adominguezgomez)
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